1.25.2007

¿Por qué se asocia la globalización con el resurgimiento de identidades locales?

Roberto Gerhard Tuma
¿Por qué se asocia a la globalización con el resurgimiento de identidades locales?

Desde un punto de vista del análisis empírico, se podría decir que como la globalización y el resurgimiento de identidades locales están sucediendo al mismo tiempo podría existir una relación causal entre ambos fenómenos. Desde que terminó la Guerra Fría e incrementó la interdependencia económica internacional, ha habido un aumento en conflictos de tipo étnico y nacional (Kosovo, Chiapas, el País Vasco, Québec y Rwanda).

"La globalización es la razón del resurgimiento de identidades culturales locales en diferentes partes del mundo (…) Los nacionalismos locales brotan como respuesta a tendencias globalizadoras, a medida que el peso de los Estados-nación más antiguos disminuye." (Giddens, 1999: 25-26)

Éste ensayo pretende explicar porqué se relaciona a los dos fenómenos presentados anteriormente, entendiendo como resurgimiento de las identidades locales al nacionalismo y conflictos étnicos. La hipótesis del ensayo es que conforme el Estado-nación pierda capacidades para llevar a cabo sus metas políticas de forma independiente, reforzará el surgimiento de nacionalismos por diferentes motivos que se explicarán más adelante. La estructura del trabajo es la siguiente: primero se expone de manera sucinta qué se entiende por globalización y nacionalismo, posteriormente se ahonda sobre las hipótesis del trabajo y cómo es que la globalización debilita al Estado-nación, finalmente se presentan las conclusiones.

¿Qué es la globalización?

El mundo está cambiando y pareciera que lo hace de manera “desbocada”, como diría A. Giddens (1999). Muchos autores coinciden en llamarle a este fenómeno globalización. Sin embargo, existen francas diferencias entre los académicos sobre su profundidad, inevitabilidad, resultados y definición.[1] Esto se debe a que la globalización es producto de múltiples movimientos, en parte contradictorios, que implican diversas conexiones “local-global” y “local-local”.[2]

David Held en Global Transformations identifica tres corrientes teóricas que buscan explicar la globalización: los hiperglobalizadores, los escépticos y los transformacionistas.[3] El problema es que “los conocimientos disponibles sobre la globalización constituyen un conjunto de narrativas, obtenidas mediante aproximaciones parciales, en muchos puntos divergentes” (García, 1999: 47). Por lo tanto, ante definiciones tan diferentes no se puede llegar a un consenso sobre qué significa. En la misma obra ya citada Held concluye que “es mejor entender a la globalización como un proceso que deja abierta la posibilidad de jerarquía y desigualdad, más que como una condición singular o una teoría” (1999: 27).

Más allá del debate sobre su definición, se podría decir que la globalización comprende los cambios que ocurren en los ámbitos económicos, institucionales, culturales, ideológicos y tecnológicos. Es muy importante tener en cuenta que los ámbitos antes mencionados están relacionados. Lo que suceda en una de estas áreas afectará a otra, empero no se puede predecir ni cuantificar el impacto (por ejemplo, el impacto de la apertura económica en ámbitos culturales).

¿Qué es el nacionalismo?

Crear el sentimiento de nación no es algo fácil ni necesariamente pacífico. Inclusive, una vez que se ha alcanzado pueden quedar resentimientos en algunas regiones. El nacionalismo es ante todo un movimiento político que floreció a fines del siglo XVIII. Surgió como un acto de rechazo por parte del pueblo contra las monarquías para legitimar al Estado moderno, “sin embargo para el siglo XX se transformó en un movimiento social potencialmente xenófobo e incluso genocida.” (Hechter, 2000:6)
Durante años se definió al nacionalismo como una actividad política destinada a establecer las fronteras de una nación. Pero ¿qué es la nación? Según E. Renan “es un plebiscito de todos los días” (op cit, 11), John Stuart Mill propone que es un conjunto de seres humanos que “están unidos por simpatías que no comparten con otros grupos (…) y tienen el deseo de vivir bajo el mismo gobierno” (op cit). Por otro lado, Max Weber define a la nación como “sentimiento de solidaridad provocado en un conjunto de personas cuando se encuentran frente a otro conjunto” (ibid)[4].

De todas las definiciones antes mencionadas pareciera que existe un consenso sobre el sentimiento de solidaridad, sin embargo no todos los grupos solidarios son naciones.[5] Hoy se entiende que las naciones son entidades construidas socialmente que necesitan ciertas condiciones para poder existir, como: territorio, la ilusión de compartir un pasado común, la perspectiva de un futuro en conjunto y la conciencia de otras naciones diferentes; además de la solidaridad.[6]
Otro concepto importante para comprender al nacionalismo es la unidad de gobierno. Es lo que llamaríamos el Estado; para Hechter en la obra ya mencionada, esto significa:
"[L]a unidad territorial responsable de proveer el orden social y otros bienes colectivos- incluyendo protección de la confiscación, justicia, bienestar y defensa del territorio- a sus miembros. Como son los responsables de proveer estos bienes, se entiende que también tienen la capacidad y legitimidad para obtener el ingreso y otros recursos necesarios para cumplir con sus tareas." (2000: 9)[7]

Los conceptos de nación y unidad de gobierno son básicos para comprender al nacionalismo. Directa o indirectamente, éste implica la búsqueda de la autodeterminación nacional sobre un territorio determinado. Así, tenemos que el nacionalismo es “la acción colectiva con el propósito de hacer congruentes los límites de una nación con los de la unidad de gobierno” (op cit: 7)

Distintos autores se han esforzado por distinguir entre el nacionalismo liberal y culturalmente inclusivo del nacionalismo antiliberal y culturalmente exclusivo. Para explicar porqué éste ha tomado formas tan diferentes Hechter distingue cuatro tipos (op cit, 15-17)[8]:

1) Nacionalismo Irredentista: Aquel donde un estado trata de extender sus fronteras para incorporar territorios de un estado vecino ocupados por una población compuesta por co-nacionales principalmente (Por ejemplo el caso de Alemania con los sudetes).
2) Nacionalismo de unificación: Se refiere a la fusión de un territorio políticamente dividido pero culturalmente homogéneo (Tal es el caso de Alemania e Italia en el siglo XIX). No es una unidad política la que se impone sobre las otras, sino que crean un nuevo estado que comprenda a los diferentes miembros de la nación.
3) Nacionalismo que construye Estados: Es el resultado de esfuerzos por hacer que una población multicultural se haga homogénea. Por lo tanto es el intento de incorporar territorios culturalmente diferentes en una sola unidad de gobierno. Como la racionalidad detrás de este nacionalismo es asegurar y defender las fronteras de una amenaza, real o potencial, tiende a ser culturalmente inclusivo. El proceso muchas veces no es pacífico, para lograr la homogenización pueden expulsar o exterminar aquellas culturas que se rehúsen (Por ejemplo: E.U. con los indígenas nativos; también encontramos los casos de Francia e Inglaterra).
4) Nacionalismo Periférico: Ocurre cuando un territorio culturalmente diferente se resiste a la incorporación de un estado en vías de expansión (por ejemplo Cataluña, el País Vasco, Escocia o Québec). Muchas veces este nacionalismo es resultado del nacionalismo anteriormente expuesto que no logra plenamente su objetivo.

Hipótesis:

La relación entre globalización y nacionalismo podría parecer contra-intuitiva porque son dos fenómenos con finalidades aparentemente contrarias (si podemos decir que tienen una finalidad). Como dice Bejamin Barber en Jihad vs. McWorld, nos encontramos ante una aparente disyuntiva entre “Babel y Disneylandia” (1995:21). Por un lado la globalización dirige hacia un mundo homogéneo, cooperativo, integrado e uniforme. Por otro lado los brotes de nacionalismo y conflictos raciales:

“deparan una perspectiva pesimista donde la humanidad vuelve a una organización tribal; donde las diferencias provocan conflictos violentos: una temida balcanización de los Estado-nación donde las culturas se enfrentan unas a otras (…) un Jihad[9] en nombre de unas cuantas fes contra cualquier tipo de interdependencia, contra cualquier tipo de cooperación social y mutualidad: contra la tecnología, la cultura pop y la integración de los mercados”. (Barber, 1995: 21)[10]

Estos dos fenómenos se relacionan porque debilitan al Estado-nación. La globalización, impulsada por los mercados internacionales, hace porosas las fronteras y tareas del Estado-nación desde afuera. Mientras que el nacionalismo, impulsados por odios provincianos buscan recrear antiguas fronteras étnicas y subnacionales. “La nación se ha vuelto demasiado pequeña para solucionar los problemas grandes y demasiado grande para arreglar los pequeños.” (Giddens, 1999:25) La hipótesis del trabajo es que la globalización debilita al Estado-Nación y esto provoca que surjan movimientos nacionalistas por dos motivos[11]:

1) El Estado-nación no es un actor unitario y en su interior hay diferentes grupos culturales o etnias quienes al ver que ha perdido fuerza aprovechan la oportunidad para reclamar mayor autonomía (Ejemplo: catalanes, escoceses, movimientos indígenas en México). Esto depende de la forma en la que se consolidó la nación. Se podría decir que las formas más conflictivas son el nacionalismo periférico y el de creación de estados.

2) Se ve a la globalización como la imposición del orden y los valores occidentales, por lo tanto las comunidades ajenas a esta civilización reafirman su diferencia a través del nacionalismo. Más aún, estos Estados promoverán alianzas regionales entre otros estados semejantes para hacer un frente común ante la globalización. No es una lucha por autonomía al interior del Estado-nación, sino del Estado-nación luchando por mantener su autonomía e identidad frente a las fuerzas de la globalización.
“Las grandes divisiones y causas de conflicto entre la humanidad serán culturales. Los Estados-nación seguirán siendo los actores más poderosos y los conflictos serán entre naciones.” (Huntington, 1993:22)

3) Una tercera hipótesis, no relacionada con el debilitamiento del Estado-nación, es que el crecimiento de flujos migratorios y su asentamiento crea una interacción entre diferentes culturas y de este proceso surge una nueva identidad cultural por ejemplo: la creciente población de latinos en la frontera sur de E.U.A. Estos movimientos, en contraste con los dos anteriores, no buscan la confrontación sino ser aceptados por el resto de la nación.

4) Simplemente que no exista una relación entre globalización y nacionalismo y que éste más bien sea un fenómeno de causas puramente internas. Por ejemplo, los casos de Somalia y Rwanda, donde la inexistencia de un Estado-nación fuerte no se puede achacar a la globalización. Con o sin globalización, el conflicto era algo preexistente.[12]

Se podría decir que hay dos posibles reacciones ante la globalización por parte de los estados federales y los Estados-nación. Puede haber un tipo de nacionalismo que se apoye en la globalización y vea en ella la oportunidad de separarse y fragmentar al Estado-nación. Por lo tanto estos son movimientos nacionalistas en los que los actores son los estados federales contra los Estados-nación (la interacción puede ser pacífica o no). Por otro lado existe el tipo de nacionalismo que surge como una reacción contraria a la globalización. En este caso los actores son los Estado-nación, o regiones dentro del mismo, pero aquí su antagonista es difícil de identificar (sería la globalización, pero ésta no es encarnada por un actor específico), y su efecto no es de fragmentación sino de unificación.[13]

¿Cómo es que la globalización debilita al Estado-nación?

En esta sección se presentan los motivos probables por los que la globalización debilita al Estado-nación y esto a su vez es la posible causa de nacionalismo a su interior. En el momento en que el Estado-nación no es capaz de cumplir con sus tareas adecuadamente, las identidades locales pueden ver esto como un signo de debilidad y la oportunidad de ganar mayor autonomía.

David Held en La democracia y el orden global, identifica cinco razones por las que la globalización socava la autonomía de los Estados-nación. [14] Para fines del trabajo sólo se presentarán cuatro que son relevantes para el nacionalismo:
a) El derecho internacional: Erosiona la autoridad del Estado porque ya no es él quien determina cómo tratar a sus ciudadanos. La comunidad internacional dicta una serie de derechos que los Estados están obligados a proteger. Otro aspecto del derecho internacional que refuerza expresamente a los nacionalismos son los derechos de tercera generación. Estos son derechos comunitarios, no individuales, donde se estipula el derecho de los pueblos a la libre determinación. Esto provoca que pueblos culturalmente diferentes al resto de la nación tengan el legítimo derecho a demandar su autodeterminación.[15]
b) La internacionalización del proceso de decisiones políticas: Existe una serie de organizaciones internacionales para administrar áreas acotadas de la actividad internacional. Organizaciones que desempeñan tareas tan específicas no representan ninguna amenaza para la autonomía del Estado-nación, por ejemplo la Unión Postal Universal o la Organización Meteorológica Mundial. Por el contrario, también existen organizaciones que están en el centro de un continuo conflicto por el control de la política regional y global. Como sería el caso del FMI, BM, UNESCO, todas ellas pareciera que dictan la nueva dirección de las políticas públicas.

Por ejemplo, los préstamos del FMI y BM están sujetos a principios de “condicionalidad”, lo que quiere decir que cualquier gobierno que pretenda obtener su ayuda financiera deberá adoptar las medidas macroeconómicas que ellos le dicten.[16]El tener la política macroeconómica supeditada es algo muy delicado, sobre todo en países en vías de desarrollo donde políticas de austeridad o tratamientos de “shock” pueden ocasionar un intenso conflicto social. Se podría decir que socavan el espacio político para la autodeterminación nacional.

c) Globalización de la cultura: Los medios de esta cultura global son el consumo de masas, el inglés como idioma universal y los medios de comunicación masivos.[17] Estos últimos promueven la conciencia del “otro”, lo cual no garantiza su aceptación. Estas redes de comunicación estimulan nuevas formas de identidad y al mismo tiempo reavivan las viejas.
Estos procesos pueden debilitar la hegemonía cultural de los Estado-nación y reestimular los grupos étnicos y culturales que los componen. Y como los Estados-nación están debilitados, no es posible frenar la creciente presión a favor de la autonomía local y regional, así el Estado-nación afronta grandes desafíos desde arriba y desde abajo. (Held, 1997:156-157)

e) Economía mundial: La gran movilidad de los sistemas contemporáneos de producción y financiamiento limitan la efectividad de los programas económicos nacionales. Por lo tanto, cómo “algunas de las responsabilidades fundamentales de los Estados en las economías de mercado, no están siendo cumplidas adecuadamente por nadie” (Strange, 2000: 154), los actores locales ven ahí una razón y oportunidad para exigir mayor autonomía.

Conclusión:

La globalización tiene una relación importante con los movimientos nacionalistas porque los sitúa en un marco internacional y temporal. Lo que logra este fenómeno es reducir costos de comunicación, información y por lo tanto de acción colectiva. De las cuatro hipótesis que se presentan en el trabajo, la globalización tiene una relación directa con tres de ellas, ya sea porque fomenta la desintegración de un Estado o la integración de una región culturalmente homogénea y diferente del “main stream” occidental.

Sin embargo, cada movimiento tiene sus particularidades. Este trabajo no comprueba que la globalización sea la variable explicativa de la mayoría de los movimientos nacionalistas. Para poder explicar el porqué de los movimientos nacionalistas se tiene que analizar cada caso y estudiar cómo se consolidó cada nación. Lo que está haciendo la globalización es cuestionar y fomentar un cambio en el paradigma que había regido a las relaciones internacionales desde la paz de Westphalia. Es decir el Estado-nación como actor soberano, donde a nivel internacional eran iguales y cada uno tenía la soberanía para determinar las leyes a su interior, cada vez se ve más cuestionado.

Muchos autores, como Giddens, Hechter y Ohmae coinciden en que la mejor forma para hacer frente a la globalización y al nacionalismo es una vía institucional por medio de la cual se devuelvan más atribuciones a las regiones. Así, disminuyen la demanda de soberanía de grupos nacionales e impulsan el desarrollo económico de la región. Aunque, al mismo tiempo corren el peligro de financiar movimientos nacionalistas y de quitar tantas atribuciones al centro, que este no sea capaz de mantener la integridad territorial (como en el caso de Yugoslavia). Por lo tanto, la mejor respuesta probable es también la más peligrosa. “La única esperanza es permitir y alentar que el péndulo económico se aleje de los Estados-nación y regrese a las regiones” (Ohmae 1999: 211)

Bibliografía:
García Canclini, Néstor (1999), La globalización imaginada, México, Paidós.
Giddens, Anthony (1999), Un mundo desbocado, México, Taurus.
Hechter, Michael (2000), Containing Nationalism, New York, Oxford University Press.
Held, David et al (1999), Global Transformations, Stanford, Stanford University Press.
Held, David (1997), La democracia y el orden global, Barcelona, Paidós.
Huntington, Samuel P. (1996), The Clash of Civilizations and the Remaking of World Order, New York, Simon & Schuster.
Kymlicka, Will (2000), Politics in the Vernacular, New York, Oxford University Press.
Hettne, Björn (2000), “ Global Market versus Rgionalism” en David Held y Anthony Mcgrew, The global transformations reader : an introduction to the globalization debate, Malden Massachusetts, Polity Press.
Mann, Michael (2000), “Has Globalization Ended the Rise and Rise of the Nation-State” en __________.
Strange, Susan (2000), “The Declining Authority of States” en __________.
Barber, Benjamín (1999), “Jihad vs. McWorld” en Frank J. Lechner y John Boli, The Globalization Reader, Massachusetts, Blackwell Publishers.
Meyer, John, John Boli, George M. Thomas y Francisco O. Ramírez “World Society and the Nation-State” en __________.
Ohmae, Kenichi “The end of the Nation State” en __________.
Huntington, Samuel P. (1993) “The Clash of Civilizations” en Foreign Affairs v. 72, n3, pp 22-39.
Kacowicz, Arie M. (1998) “Regionalization, Globalization and Nationalism: Convergent, Divergent or Overlapping” DT en The Hellen Kellog Institute of International Studies.
Carta de las Naciones Unidas (2005) http://www.unhchr.ch/spanish/html/menu3/b/ch-cont_sp.htm#cap1
Notas:
[1] Entre las múltiples definiciones que puede tener la globalización encontramos: a) intensificación de las relaciones económicas, políticas, sociales y culturales entre países, b) el periodo histórico posterior a la Guerra Fría, c) la imposición de los valores americanos a través de una agenda neoliberal y democrática en cuanto a economía y a política respectivamente, d) la incapacidad de los Estados-nación para resolver problemas globales, e) una revolución tecnológica con implicaciones sociales. (Kacowicz, 1998: 4-5)
[2] “La cultura global es lo que le da a la cultura local su medio para llegar a todo el mundo, su audiencia y sus aspiraciones” (Barber, 1995:25). Así encontrar música “pop-fascista” no es un oxímoron.
[3] Para los hiperglobalizadores nos encontramos ante una nueva época en la que los Estado-nación se ven sobrepasados. La globalización esta produciendo nuevas formas de organización social que ocuparán el lugar del Estado-nación como el actor principal en la economía y política. Los escépticos ven el fenómeno desde un punto de vista puramente económico. En comparación con el fin del siglo XIX la integración económica es menor, por lo tanto concluyen que se exagera mucho sobre las consecuencias de la globalización. Finalmente los transformacionistas ven en la globalización al catalizador de los rápidos cambios sociales, económicos y políticos mismos que alteran el orden mundial, un mundo donde los límites entre los asuntos domésticos e internacionales ya no es claro. (Held, 1999: 3-7)
[4] Traducciones hechas por el autor.
[5] Por ejemplo, las familias, las asociaciones voluntarias, religiosas y otras organizaciones no se pueden considerar como naciones.
[6] Puede haber casos extraordinarios donde una nación no tenga territorio como el caso del pueblo judío hasta la creación de Israel. Sin embargo, era un pueblo, no una nación. O se puede dar el caso de Palestina, que vive en un territorio determinado sin que la unidad de gobierno coincida con el pueblo.
[7] Traducción hecha por el autor.
[8] En el anexo se encuentra una representación gráfica de los diferentes tipos de nacionalismo.
[9] Para el término de Jihad existen dos posibles acepciones, el autor va a optar por la más violenta: guerra santa en nombre de una identidad partisana que es metafísicamente definida y fanáticamente defendida. Así, se refiere a los militantes que consideran una tarea divina la exterminación existencial del “otro”.
[10] Traducción hecha por el autor.
[11] En el segundo anexo se muestra a qué niveles impacta la globalización.
[12]El vínculo que podría haber entre estos fenómenos es que gracias a las facilidades del comercio mundial los guerrilleros podían obtener armas fácilmente. Por otro lado también se podría alegar que fue gracias a una intervención humanitaria que se intentó poner fin al conflicto.
[13] Ver el tercer anexo para una interacción gráfica entre globalización y nacionalismo.
[14] David Held utiliza el término de autonomía como “el poder real con que cuenta un Estado para llevar a cabo sus metas políticas de forma independiente” (1997: 130).
[15] En su libro Politics in the Vernacular, Kymlicka argumenta que el nacionalismo dentro del mundo occidental no esta peleado con los derechos humanos, de hecho es considerado parte de los derechos humanos. El problema surge cuando los nacionalismos no respetan los derechos humanos como la igualdad ante la ley entre hombre y mujeres, o permiten la tortura como forma natural de castigo.
[16] Por lo general las medidas recomendadas son: reducir el gasto público, limitar los salarios y los empleos en el sector público, devaluar su moneda y reducir los programas de asistencia social.
[17] Sin el franco desarrollo que hubo a lo largo del siglo XX, imaginar una rede de comunicación como la que se cuenta hoy en día sería inimaginable.

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