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1.25.2007

Sistemas electorales Brasileño y Mexicano

Sistemas electorales Brasileño y Mexicano
por Alice Dubot
y
Roberto Gerhard


I. Introducción

Los sistemas electorales son importantes por lo menos por dos aspectos. Primero, tienen consecuencias políticas muy significativas. El sistema electoral da forma al sistema de partidos y también afecta la conducta de los políticos y de los votantes. Por ejemplo, en un sistema de plurality o first past de post con distritos de un solo puesto, los votantes tienen un fuerte incentivo para seleccionar uno de los dos candidatos más fuertes, y los políticos no tienen ningún incentivo para formar un tercer partido. Consecuentemente, los sistemas electorales tienen un fuerte efecto en el número de partidos y por lo tanto en la naturaleza de la competencia en el sistema de partidos. También afecta la forma en que los partidos se comportan al interior.
En segundo lugar, los sistemas electorales también revelan información sobre las preferencias de los políticos. Una vez instituido el sistema electoral, modela la conducta de los políticos, pero los políticos, a veces, también tienen la oportunidad de cambiar estas reglas. Lo cual reflejaría las preferencias de éstos hacia el sistema, revelando así información sobre sus preferencias. La complejidad de los procesos para agregar preferencia y tomar decisiones políticas requiere la mayor simplificación posible. Que sea compatible con el derecho, que tome en cuenta a todos los ciudadanos y que todos puedan influir de alguna manera sobre los procesos mismos. El mecanismo más sencillo para reducir los costos de toma de decisiones consiste en la participación popular a través del sufragio universal. Estos mecanismos deben permitir la elección de personas a las cuales se les delega la tarea de legislar para la sociedad, como así la expresión del consenso y de la disensión, la representación de los intereses, el control sobre la actividad del gobierno, la movilización de las masas. La representatividad de las elecciones es asegurada por los principios de libertad y de la periodicidad.

Existen dos modelos tradicionales de sistemas electorales, el mayoritario y el proporcional; el mixto es una combinación de ambos. A través de estos sistemas electorales, la estabilidad del gobierno y la representación de todos los grupos de interés en que la sociedad está articulada son las exigencias que deben ser satisfechas. Entre estos dos sistemas electorales existe un trade-off ; por un lado se gana gobernabilidad pero se pierde representación y viceversa. Si se conviene que lo que se busca es representación en el gobierno de todos los grupos sociales, el sistema proporcional es el ideal. Por el contrario, si se considera que la función primaria de las elecciones es la de garantizar una base sólida de apoyo para el gobierno, el sistema mayoritario será preferido. El sistema proporcional fomenta la toma de decisiones consensada entre distintos grupos y provoca que los cambios sean más lentos.

El sistema mayoritario fue el primero que surgió. Está basado en el principio de que la voluntad de la mayoría de los electores es la única que debe contar en la asignación de los escaños. La mayoría del cuerpo electoral asignará los cargos, es un juego de todo o nada. El sistema puede ser pluralista (plurality) cuando la mayoría es simple o relativa y mayoritaria cuando la mayoría es absoluta o calificada. Sus supuestos de funcionamiento son :
A) Al fin de limitar la subrepresentación de algunas circunscripciones, se debe introducir una distribución equilibrada de los electores en las circunscripciones.
B) Debe existir una igualdad entre los partidos, es decir que los resultados no sean determinados ex ante y que todos tengan la misma posibilidad de ganar. Además, que no existe una mayoría favorecida por factores metapolíticos, como prejuicios culturales como el machismo o racismo por ejemplo.

En este trabajo realizamos una comparación entre los sistemas electorales brasileño y mexicano. En especial nos enfocamos en las elecciones legislativas. ¿A qué conclusiones llegamos?: el sistema electoral determina o los arreglos institucionales determinan el número de partidos y su disciplina los dos casos son contrastantes. Para poder llevar a cabo una comparación entre el impacto del dinero en ambos sistemas se debería de homologar la moneda, así se podría comparar el impacto neto que tiene la misma cantidad de dinero en los dos sistemas electorales.

II. ¿Cómo es el sistema electoral mexicano?

Las elecciones legislativas mexicanas siguen los principios del sistema mixto. Se trata de una vía intermedia entre el sistema proporcional y el sistema mayoritaria que en todo caso atenua las consecuencias negativas de ambos sistemas. El sistema proporcional acompaña a la democracia moderna de masas y a la extensión del sufragio universal. Este sistema pretende establecer la perfecta igualdad de todos los votos y otorgar a todos los electores el mismo peso. Se desarrolló de acuerdo a dos formas fundamentales: el voto individual y las listas concurrentes que determinan una cuota o cociente respecto del total de los votos. El voto individual transferible trata de expresar una preferencia por uno, dos o tres candidatos. El voto es transferido en caso que la primera preferencia queda inutilizable en la medida en que ya ha conseguido un cociente.

Por otro lado, el sistema proporcional de lista existe según tres formas. La lista cerrada en que ningún poder de modificación es reconocido al elector; la lista semi-abierta en que el elector puede modificar el orden de presentación de los candidatos en la lista y expresar un voto nominativo y la lista abierta en que la libertad del elector es fuerte en la medida en que existe una boleta electoral blanca para formar su propia lista. De todos modos, los escaños resultan asignadas de acuerdo con los cocientes obtenidos.

Entonces, el sistema mixto mexicano asigna 200 escaños por representación proporcional y 300 por mayoría simple. Existen 300 distritos uninominales. Durante las campanas electorales legislativas, los diputados y sobre todo los partidos reciben 90% de financiamiento público y 10% de financiamiento privado. Existe un gran poder discrecional en las dirigencias nacionales para asignar los recursos a los candidatos. De esta manera, los partidos tienen un gran poder e influencia sobre los candidatos y esto fomenta una alta disciplina.

El sistema de financiamiento sigue un método combinado donde un 30% se distribuye de manera equitativa entre los partidos y el resto (70%) en función de su fuerza electoral. Es necesario tener un registro como partido político a nivel nacional para beneficiarse del sistema de financiamiento. Con el fin de regular las elecciones y de proporcionar a cada partido la misma capacidad de ganar, existen topes en cuanto a los gastos de campaña.[1] Además, no existe el incumbent, por consiguiente las elecciones deberían de ser más justas y competitivas. Las listas son cerradas y no se puede reelegir a los diputados. Las dirigencias nacionales de los partidos junto con los gobernadores deciden quién estará en las listas, lo cual redunda en mayor poder del partido vis a vis los candidatos.

Los arreglos institucionales relativos a las elecciones legislativas dieron lugar a diferentes consecuencias. Primero, se creó una alta disciplina partidaria, luego las campañas electorales se concentraron en campanas de partido. Por lo tanto, los partidos políticos se presentan como los pilares de la vida política legislativa y casi el único medio a través del cual se puede conseguir atención electoral. En México, hay tres partidos efectivos por escaño. De hecho, ha aumentado la pluralidad en el congreso pero la experiencia por legislador sigue siendo baja. Ante esta baja experiencia y la fragmentación en el Congreso, las tasas de aprobación de reformas han disminuido. Este impasse político ha aumentando la importancia del Congreso, ya que ahora funge como un verdadero contrapeso del poder ejecutivo y un órgano donde se debaten las propuestas de reformas.

Las consecuencias del tipo de financiamiento sobre la organización misma de la vida política mexicana son varias. La amplitud del financiamiento publico ha dado gran fuerza a los partidos. A partir de la reforma electoral de 1996, este sistema ha creado condiciones más equitativas en la contienda electoral y mayor transparencia. Sin embargo el predominio del financiamiento público ha hecho posible el distanciamiento entre partidos y electores. Lógicamente el financiamiento no debería engendrar la corrupción pero ante el aumento en los costos de campanas, los partidos recaudan grandes sumas sin indagar muchas veces sobre su origen.

México ha implementado un sistema electoral mixto que trata de asegurar la minoría contra los abusos de la mayoría y al mismo tiempo intenta de realizar la coalición de los elementos presentes en la sociedad. En éste sistema, el poder de guía del Estado queda en manos de pocos, pero amplios reagrupamientos sociales. Se debe encontrar un equilibrio entre el papel excesivo del partido que obstaculiza la relación elector/representante en un sistema proporcional; y el vínculo entre el diputado, que con base en su estrecha relación con su circunscripción, presenta el riesgo de convertirse en paladín de los intereses locales en un sistema mayoritario. Se ha caído en una suerte de círculo vicioso en cuanto al financiamiento. Este tema es crucial porque determina las posibilidades reales para competir. Lo de mi tesina. Por lo tanto estamos ante una partidocracia, bastante cerrada.

III. ¿Cómo es el sistema electoral brasileño?

El sistema político brasileño hace uso de los distintos tipos de reglas electorales. Las elecciones para el poder ejecutivo – en la mayoría de los niveles de la federación y en aquellas ciudades con más de 200 mil votantes- utilizan la regla de mayoría absoluta; si un candidato no obtiene más del 50% se recurre a una segunda ronda entre los dos candidatos más votados. Elecciones para ciudades con menos de 200 mil habitantes, y las elecciones para el senado, utilizan la regla de plurality. Para otros cargos, como diputados federales y estatales, recurren a la representación proporcional. Por lo tanto, recurren a los métodos más comunes para alocar los cargos públicos (mayoría absoluta en distritos uninomináles, plurality en distritos uninominales y representación proporcional), solamente les faltaría implementar un sistema mixto.

En este trabajo nos concentraremos en el sistema electoral legislativo. Este posee varias características singulares que otorgan a los políticos mucha autonomía con respecto a sus partidos. En Brasil se eligen 513 diputados, para periodos de cuatro años con la posibilidad de reelección, por medio de un sistema puramente proporcional. El sistema funciona de la siguiente manera: “la formula D’Hondt determina cuantos escaños le corresponden a cada partido; luego la ordenación individual de los votos determina qué candidatos ocuparan los puestos” (Ames 1995: 408).[2]

Lo anterior quiere decir que utilizan un sistema de lista semi-abierta. Por lo tanto, los votantes pueden emitir su voto por cualquier candidato en la boleta, sin importar qué lugar ocupe. Este sistema en el que las preferencias de los votantes determinan el orden de los candidatos otorga el mayor peso posible al voto popular en detrimento de los partidos.

Por otra parte, también da mayor autonomía a los candidatos respecto a su partido ya que a pesar de que se encuentren en el último lugar de la lista, si reciben el número suficiente de votos pueden ocupar un cargo público. Por lo tanto, a pesar de que el número de diputados es determinado por el número de votos recibido por un partido, ocupar el cargo público, o no, depende de los votos que cada candidato reciba de manera individual. Existen 27 estados/distritos y el número de diputados por distritos tiene una gran varianza, puede ir desde 8 hasta 70 diputaciones por distrito. Así, “el sistema proporcional provoca grandes desproporciones, ya que esta diseñado para sobrerepresentar a los estados menos poblados, que generalmente son los más pobres” (Mainwaring 1991: 22) Por ejemplo, el número de votantes por diputado en Sao Paolo es diez veces mayor que en el estado menos poblado. Esto provoca que Brasil tenga uno de los sistemas más desproporcionales del mundo. Este es un hecho que contrasta bastante bien con el caso mexicano, ya que en éste último la distritación se llevó a cabo de tal manera que los distritos fueran homogéneos en términos de la cantidad de habitantes.

Las dirigencias nacionales de los partidos no controlan las nominaciones a candidatos para diputados federales, esta tarea más bien cae en las manos de las dirigencias de los partidos a nivel estatal. Los elementos antes mencionados – falta de control sobre las nominaciones por parte de las dirigencias de los partidos nacionales y las grandes magnitudes de distritos con múltiples candidatos- producen campañas electorales altamente individuales.

A pesar de que el sistema de representación proporcional con listas semi-abiertas parezca ser la razón de la fuerte autonomía de los políticos vis a vis los partidos, existen otras razones del sistema electoral brasileño que contribuyen a este fenómeno. Esto se acentúa aún más debido a la forma en la que esta reglamentado el financiamiento. En Brasil el financiamiento de las campañas es completamente privado. Los candidatos deben recaudar fondos para poder llevar a cabo sus campañas políticas. Por eso, rara vez se mencionan a los partidos en las campañas ya que como ellos no estuvieron vinculados no serán contemplados en la propaganda. De esta manera, Brasil tiene campañas altamente individuales. Además, mientras más candidatos corran por distrito mayor es la necesidad de los candidatos de diferenciarse entre ellos en términos individuales, lo cual redunda en campañas muy caras. “En un intento por gastar más que sus competidores, los candidatos realizan una amplia variedad de actividades onerosas, tales como hacer fiestas o distribuir comida, ropa o calzado”. (Samuels 2001: 571)

Otro fenómeno que alienta el individualismo político es el principio de candidato nato. Esto quiere decir que cualquier político, por el simple hecho de haber ocupado el cargo previamente, tiene derecho a volver a postularse para el mismo cargo. Por lo tanto, un político puede votar en contra de la línea del partido, violar sus principios, inclusive puede cambiar de partido y aún así volver a contender por el puesto. Otro elemento que aumenta la volatilidad del sistema de partidos es el estímulo a la creación de nuevos partidos. Cualquier partido que obtenga un diputado tiene derecho a los mismos privilegios que cualquier otro partido.[3]

La tendencia en Brasil es la de fomentar un sistema altamente individualista en el que los partidos tienen poco control sobre los candidatos. Por lo tanto es un sistema en el que el costo de negociación en el Congreso es muy alto ya que el número de jugadores, y su posibilidad de llegar a acuerdos también es alta. Cualquiera pensaría que esta situación de alta individualidad es un problema. Para solucionarla, una posibilidad sería cambiar las reglas electorales para aumentar la fuerza e influencia de los partidos sobre los políticos.

Sin embargo, al ver a lo largo del siglo XX las reformas electorales brasileñas, uno descubre que la mayoría tienden hacia este individualismo. Salvo por la época de la dictadura militar, cualquier reforma hacia un fortalecimiento de los partidos ha sido vista como una medida de autoritarismo.[4] “Muchos políticos dicen lamentar la franca debilidad de los partidos políticos, pero cuando se les pregunta sobre reformas al sistema electoral que fortalecieran a los partidos, la gran mayoría responde que esas medidas son autoritarias” (Mainwaring 1991: 35). La lógica en el sistema brasileño es que el poder es otorgado por el pueblo y sólo debe ser removido por el pueblo. Así, la gente escoge políticos de manera individual y no partidos políticos. Otro elemento a favor del individualismo en Brasil es que, de ésta manera, será más difícil que el ejecutivo manipule y se imponga sobre el Congreso.

VII. Conclusiones

Como se puede ver, ambos sistemas electorales son completamente diferentes. Para poder evaluarlos se deben de tomar en consideración dos aspectos: la representación y la efectividad. Aparentemente el sistema mexicano debería ser más efectivo ya que los partidos tienen un mayor control sobre los políticos y por lo tanto el número de actores es menor y la probabilidad de llegar a acuerdos es mayor. Sin embargo, se ha vivido un sexenio de parálisis y escándalos. Por otro lado, el Congreso Brasileño debería de ser mucho más representativo a costa de tener una menor efectividad. Ante un gran número de legisladores y una clara falta de línea partidista, el número de actores involucrados en las reformas es más alto y por lo tanto la probabilidad de llegar a acuerdos es menor, vis a vis el caso mexicano.Ambos sistemas tienen sus vicios y virtudes. Para el caso mexicano tenemos que el fuerte control de los partidos debería facilitar la negociación en el congreso y debería fomentar una sana competencia. Además, la preeminencia del financiamiento público y la no reelecección buscan dar una mayor equidad en la contienda, misma que se logra hasta cierto punto. Esta equidad existe para los tres partidos grandes mientras que los pequeños y los partidos de nuevo ingreso están en franca desventaja; sobre todo en lo que respecta al financiamiento. Uno de los círculos viciosos que aquejan a México consiste en que para alcanzar el poder se necesita dinero, pero éste se obtiene una vez que se ha llegado al poder. Esto se puede ver por la forma en que funciona el financiamiento en MéxicoEl financiamiento de los partidos para las contiendas electorales esta en función de los votos que obtuvieron en el periodo previo, de lo cual sigue que si obtuvieron pocos votos reciben un menor financiamiento que el partido que mayor cantidad de votos recibió. Por lo tanto en la nueva contienda por el congreso el partido más fuerte es el que mejor financiamiento recibió lo cual inclina la balanza a su favor ya que gracias a que tiene más recursos puede gastar más que los partidos pequeños y eclipsarlos con su campaña. Por otro lado los partidos de nuevo ingreso que no han competido en ninguna elección previa reciben una cantidad de dinero que no es suficiente para competir realmente contra los tres grandes partidos. Así, estos partidos pequeños tienen que competir entre ellos por el 5 o 20% de los votos en un distrito promedio. Es necesario decir que a pesar de que el factor de incumbency no se vio reflejado en el análisis esto se debe considerar con mucha cautela. El fenómeno del incumbency apela a la situación en la que un cargo público es monopolizado por una persona, en este caso los cargos públicos están siendo monopolizados por tres partidos políticos, como sucede en la mayoría de las democracias estables. Vale la pena preguntarnos si quisiéramos un sistema con alta volatilidad entre partidos y baja tasa de supervivencia o un sistema muy estable en cuanto a la duración y vida de los partidos.

¿Qué hacer para eliminar estos vicios? Si lo que se pretende es quitarle poder a los partidos se debería de permitir la reelección y disminuir el financiamiento público. La reelección debilitaría la influencia del partido sobre el político porque ahora sus incentivos serían complacer a sus electores y no a la dirigencia del partido. Por otro lado, el dinero es un elemento clave y disminuir el financiamiento público le quitaría un gran poder de discrecionalidad al partido. Esto provocaría que los políticos se aproximaran más a los ciudadanos para financiar sus campañas. Sin embargo, consideramos que sería importante mantener las listas cerradas para que no se perdiera todo el poder de los partidos.

Por otro lado pareciera que el sistema brasileño es altamente democrático ya que el mayor poder de decisión reside en el electorado.[5] Da la impresión de que el sistema brasileño otorga preeminencia a los individuos por encima de los grupos - desde el punto de vista del electorado y desde el punto de vista de los políticos -. Sin embargo este sistema ha generado toda una serie de vicios. Tales como el clientelismo, la demagogia, preeminencia de temas locales sobre los nacionales y la exclusión de los sectores más pobres de la población. Concretamente, éste sistema sobrerepresenta los intereses de las regiones más pobres, los sectores privilegiados de la sociedad y a la burocracia estatal. Como señala Mainwaring (1991: 39), la libertad de los políticos para tratar a su antojo, con quién quieran, el tema que quieran, ha sido el principal pilar de un sistema político patrimonial y elitista. Los políticos, sus familias y sus amigos se han beneficiado ampliamente del sistema, al igual que la elite económica – misma que se encuentra estrechamente vinculada con la clase política-.

Por lo tanto este individualismo exacerbado socava el peso que pueden tener programas de partidos y de clase. “Las elites tienen un acceso directo a las oficinas y cenas de los representantes federales y burócratas del estado, por lo tanto pueden prescindir de una representación corporativa fuerte por medio de los partidos” (Ibid: 40). Así, los intereses populares no están representados de manera efectiva por éstos canales informales; y otras formas de representación popular, como sindicatos, asociaciones de vecinos, organizaciones campesinas, etc, tienen dificultades para acceder a los pasillos del poder. Así, tenemos un sistema en el que al darle mayor poder discrecional a los votantes no hace que los políticos ni los partidos sean más responsables ante el electorado. La extrema debilidad de los partidos y los patrones individualistas de representación reforzados por las leyes electorales han sostenido un sistema político elitista.

Por lo tanto, ambos sistemas tienen sus vicios y virtudes. El problema es que los cambios dependen de lo que se este buscando. En ambos sistemas los actores con el poder, los políticos en Brasil y los partidos en México serán actores reactivos, adversos al cambio, y no querrán delegar, ni perder, su poder. En Brasil el argumento será que es una medida autoritaria, en México se argumentará que la reelección es la puerta para que los políticos se enquisten en el poder. Y que históricamente se ha luchado contra eso haciendo referencia a la ya gastada Revolución Mexicana. Así, concluimos que el sistema electoral es una variable intermedia capaz de influir en la naturaleza y las instituciones del gobierno, pero que, él mismo, es objeto de otras influencias.

V. Bibliografía:
Carrillo, Lujambio, Navarro y Zovatto (coords.) (2003), Dinero y contienda político-electoral, México, FCE.
Lamounier, Bolivar (1989), “Brazil: Inequality against democracy” en Larry Diamond, Juan Linz y Seymour M. Lipset (eds.) Democracy in Developing Countries. Latin America, Boulder, Colorado, Lynne Rienner Publishers.
Ames, Barry, (1995), “Electoral Strategy under Open-list proportional representation” en American Journal of Political Science, 39(2): 406-433.
Minwaring, Scott, (1991), “Politicians, Parties ande electoral Systems: Brzil in Compartive Perspectiva” en Comparative Politics, 24(1): 21-43.
Samuels, David, (2001), “Incumbents and challengers on a level playing field: Assessing the Impact of Campaign Finance in Brazien” en The Journal of Politics, 63(2): 569-584.
Notas:
[1] El tope de campaña se calcula de la siguiente manera: multiplican por 2.5 el costo estimado mínimo de una campaña.
[2] El método para determinar la proporcionalidad es el de restos más grandes (largest remainders), el cual, de acuerdo con Liphart, es más proporcional que otros métodos. El número mínimo de votos para alcanzar la representación es el cociente electoral (numero de votos totales entre el número de escaños). Por ejemplo, si el cociente es de 100 mil y un partido obtuvo 250 mil votos pues obtiene dos escaños. Los 50 mil votos que sobran serán comparados con los restos de los demás partidos y el partido que tenga los mayores restos se llevará el escaño.
[3] Esto aumenta las posibilidades de los políticos y dificulta la creación de lealtad partidista. Además, es un fuerte incentivo para la creación de nuevos partidos ya que fácilmente pueden mantenerse. Sin embargo, cualquier partido que no pueda obtener por encima del 3% a nivel nacional, o 2% en cinco estados, no será representado en el Congreso pero sus representantes electos podrán cambiarse a otro partido antes de que transcurran 60 días.
[4] El Congreso aprobó medidas para fortalecer a los partidos solo cuando se vio obligado por el gobierno militar durante los años comprendidos entre 1964-1985. (Mainwaring 1991: 35)
[5] El sistema electoral brasileño es de los que otorga mayor poder a los electores de poder de decidir, al interior del partido cuál será el orden de los candidatos. Solamente en Finlandia y en Chile durante el periodo de 1958-1973 han tenido sistemas semejantes.

Examen de América Latina

Roberto Gerhard Tuma

América Latina es. El hecho de que se le catalogue cómo un “museo viviente” nos lleva a pensar sobre los prejuicios de quién la observa. Cuando se le llama “museo viviente” va implícita una cuestión de temporalidad; sugiriendo que el objeto de estudio esta atrasado, ¿pero en comparación a qué y en qué términos (económicos, políticos, etc.)? Cuando científicos sociales europeos o norteamericanos estudian a América Latina se sorprenden de que: “las sociedades latinoamericanas conservan formas sociales superadas en el resto del mundo occidental; son verdaderos “museos políticos” donde la sustitución de clases dominantes se efectúa por yuxtaposición antes que por eliminación” (Rouquié, 1990, pp. 24).

Pareciera que ésta es una explicación donde las estructuras sociales que cumplen una función dentro de un sistema. Así, estamos ante un análisis estructural, estos están compuestos por tres pasos:
1) Identificar cómo se comporta la unidad de estudio en su entorno, esto quiere identificar los patrones de interacción. Así, se analizan a los sistemas políticos en términos de insumos o demandas y productos (“inputs” y “outputs”).[1]
2) En un segundo paso buscan explicar cómo funcionan los sistemas de manera interna, este paso buscan descubrir los principios que relacionan a las partes, los temas, la lógica o las leyes que configuran el fenómeno de estudio. Así, ven a los sistemas políticos como “cajas negras” que procesan demandas que transforman en productos.
3) Finalmente buscan explicar el cambio, la transformación o estabilidad del objeto de estudio. Esto se refiere a las funciones de mantenimiento y adaptación del sistema. Los grandes temas de los análisis estructurales son: la construcción del Estado-nación, la guerra, el capitalismo, la industrialización, la democracia y las condiciones que propician revoluciones sociales.

Dos ejemplos de la aproximación estructural para explicar el retraso de la sociedad latinoamericana son la teoría de la modernización y de la dependencia. La teoría de la modernización explica que no se ha alcanzado la democracia por una falta de desarrollo económico. Su argumento es que si el Estado fomenta la autarquía (limitando la competencia y el mercado) proliferará el autoritarismo. Según John Stephens “el desarrollo capitalista esta asociado con la democracia porque provoca una transformación en la estructura de clases que fortalece a la clase obrera” (Lipset, 1995, pp. 3-4). La clase obrera es muy importante porque ha exigido la expansión del sufragio y los derechos de partido, propiciando así la democracia.[2]

Por otro lado la teoría de la dependencia sugiere que como las colonias eran dependientes en capital, tecnología y mercados su desarrollo económico y político fue muy distinto al del resto de occidente. Las elites de los países tenían que escoger entre crecimiento económico sostenido o la satisfacción de las demandas materiales y democráticas que reclamaba la población. En estas dos teorías se ve cómo diferentes clases sociales y medios de producción inciden sobre el desarrollo económico y político de la región, poniendo a prueba la supervivencia del sistema dentro del que se desenvuelven.

Sin embargo las explicaciones estructurales podrían servir como base para realizar una explicación institucional donde distintos grupos de interés, previamente identificados por el enfoque estructural, luchan por conseguir sus objetivos dentro de un marco institucional. De acuerdo a esta teoría, diferentes actores (ya sean grupos de interés o individuos) racionales buscan maximizar su utilidad en función de lo que hagan los otros actores y las limitaciones institucionales comprendidas como las reglas del juego. Esta teoría esta fundamentada sobre varios supuestos, principalmente la racionalidad de los actores.[3] Dentro de esta misma corriente hay diferentes enfoques, por ejemplo el histórico institucional (cuyo principal exponente es Douglas North y habla sobre las inercias institucionales), el nuevo institucionalismo y teoría de juegos.

El atraso y la inestabilidad de América Latina de acuerdo con esta corriente se podrían explicar en base a las instituciones que han imperado a lo largo de los siglos. “Linz y Riggs creen que los problemas inherentes a los sistemas presidenciales explican mucha de la historia del fracaso democrático recurrente en América Latina” (Lipset, 1995, pp. 12) el principal problema al que se refieren Linz et al es básicamente el carácter de suma cero de este tipo de sistemas. El partido que gana la presidencia por lo general se lleva todo el pastel ya que se “concentra la autoridad simbólica y el poder efectivo en un a persona” (Lipset, 1995, pp. 11) esto provoca que quienes no están directamente involucrados con el presidente sientan menos lealtad al régimen y sus políticas.

Por otro lado el sistema electoral también influye sobre la estabilidad del régimen ya que dependiendo de si es de representación proporcional o si es de mayoría relativa esto impactará en el número de partidos (multipartidismo y bipartidismo respectivamente). Por ejemplo si es un sistema de representación proporcional “el electorado no puede ser capaz de determinar la composición del gobierno. La representación se asigna a partidos y corresponde a sus proporciones de votos”. (Lipset, 1995, pp. 12). Lo que se pretende ejemplificar con esto es que diferentes reglas pueden crear diferentes incentivos mismos que fomenten la estabilidad del régimen o no.[4] Además estos procesos dan legitimidad al régimen ya que brindan a los votantes un medio efectivo para cambiar al gobierno en turno si no es de su agrado. También los partidos políticos son instituciones básicas para el buen funcionamiento de la democracia ya que son el lazo entre gobierno y votantes. Finalmente una sociedad civil robusta e institucionalizada que opere de manera independiente al Estado también es fundamental para la estabilidad democrática ya que estimulará los intereses y la participación de la sociedad en el sistema; mientras más gente más participe mayor legitimidad.

Sin embargo, el hecho de que el sistema se haya descompuesto varias veces en América Latina no se puede atribuir totalmente a los acuerdos institucionales, “sino más bien son las herencias culturales y los bajos niveles de productividad” (Lipset, 1995, pp.12). Esto nos lleva al enfoque culturalista. A pesar de que estas dos corrientes parecen estar muy distanciadas, teóricamente están más cerca. Esto se debe a que muchos de los supuestos de la elección racional (véase las preferencias de los actores) son el objeto de estudio del enfoque cultural. Así, su objeto de estudio es qué determina las preferencias de los individuos o de las comunidades. También dentro de esta corriente hay diferencias; hay quienes creen que la cultura es lo que explica otros procesos sociales y hay quienes la ven como un objeto de estudio con lógica propia e integridad y por lo tanto debe ser estudiada en sí misma y no en referencia a otros procesos. Otras dos corrientes la subjetiva y la intersubjetiva. En la primera se analiza cómo los individuos internalizan valores y actitudes; mientras que en la segunda se estudia cómo se llega a significados e identidades compartidas.

Hablar de “atraso” en referencia a los valores del “museo viviente” es más delicado porque implica que hay un punto o una dirección o un progreso cuantificable hacia la que deben moverse las diferentes culturas. Esto quiere decir que, dentro de una lógica marxista, hay una cultura dominante que impone sus valores y juzga a las otras por ser diferentes. Así, no creo que sea válido decir que una cultura esta más “atrasada” que otra. El no adoptar plenamente los valores del mundo occidental industrializado comprendidos como preponderancia del individuo respecto a la comunidad, no es equivalente al atraso cultural, en dado caso es una muestra de no occidentalización.

Hablar de “atraso” en el campo cultural se refiere más bien a la incompatibilidad entre los valores de cierta cultura con la democracia, lo cuál explicaría parcialmente el caso Latinoamericano. Ésta última requiere una cultura que la sustente, la aceptación por la ciudadanía y las élites de principios que fundamentan la libertad de expresión, de reunión, religión, el gobierno de la ley y derechos humanos.

Como se ha intentado mostrar, a pesar de que hay diferentes explicaciones entre las teorías y dentro de las teorías; también existe una complementación entre ellas. En verdad ninguna podrá explicar por si sola la realidad. Ésta es algo tan complejo que la mejor manera de comprenderla es con estas tres teorías utilizándolas de manera conjunta y no contrapuesta. También se trató de demostrar que el término “atraso” es subjetivo.

Pregunta 6.

La pregunta supone dos cosas: uno, que existe una misma matriz cultural para toda América Latina y, dos, que ésta matriz tiene una serie de valores que son antagónicos a la democracia.[5] Recientemente la ciencia política ha recuperado el interés por la cultura política. Cómo lo demuestra la siguiente cita de Lipset:

“la democracia requiere una cultura que la sustente, la aceptación por las élites políticas de principios que fundamentarían la libertad de expresión, de los medios de comunicación, de reunión, de religión, de derechos de los partidos de oposición, el gobierno de la ley, derechos humanos y afines” (1995, pp. 4)

Estudios estadísticos basados en encuestas han tratado de responder una serie de preguntas: ¿existe una sola cultura política latinoamericana? y ¿cómo influye la cultura política sobre la estabilidad de los regímenes de América Latina?

Durante muchos años los científicos sociales tuvieron en mente la idea de que la sociedad latinoamericana tenía una cultura política corporativista y jerárquica que retrasaba, o incluso impedía, el desarrollo democrático de la región. El método de estos estudios era simplemente descriptivo. Según Wiarda, la cultura latinoamericana fue heredada por los colonizadores y también tuvo sus efectos negativos en la “Madre Patria”:

“… [L]as sociedades ibero-latinoamericanas retienen en su base un sentimiento de idealismo moral, de certeza religiosa y filosófica, un sentimiento de continuidad histórico y una concepción unificada orgánica-corporativista del estado y la sociedad. Concepciones derivadas del derecho romano, la Iglesia Católica y los preceptos de la tradición legal y gremiales de la época medieval […] Las tradiciones e instituciones (un orden social jerarquizado y segmentado por corporaciones, una estructura política autoritaria y patrimonial, un sistema económico monopolista y mercantilista, una ley fija e inmutable, la religión católica y su influencia en la educación) todo forma parte de un bagaje social que España y Portugal establecieron en casa y luego en las colonias. Lo que pronto serían instituciones anacrónicas y decadentes en el norte de Europa y Norte América, se conservan prácticamente intactas en la península Ibérica y en América Latina, donde fueron transplantadas y echaron raíces” (Wiarda, 1974, pp. 270-271)

Sorprendentemente estas instituciones se han mantenido a lo largo de los siglos. Algo que impresionó mucho a los científicos sociales fue su capacidad para mantenerse; para incorporar a los grupos disidentes sin alterar mucho al sistema en general. Los cambios fueron graduales y controlados, evitando así que los valores de fondo fueran cuestionados fuertemente; los cambios fueron meramente de forma y nunca de fondo. Ejemplos de esto son el PRI en México, el Estado Novo de Vargas en Brasil o el MNR en Bolivia (Movimiento Nacional Revolucionario). Lo que hacían estos regímenes era tratar de incorporar a los nuevos sectores de la sociedad como los sindicatos y burgueses (diferentes de los terratenientes) para alcanzar una armonía entre clases. Les daban una serie de privilegios y cambiaban la forma de “repartir el pastel” para que estos grupos no se radicalizaran y trataran de colapsar el sistema. Sin embargo seguía siendo una distribución de la riqueza por organizaciones y no para individuos.

Uno de los estudios que recuperó el interés por la cultura política fue el trabajo seminal de Almond y Verba. Después de llevara a cabo una serie de estudios para una muestra reducida de países concluyeron que hay diferentes tipos de participación política y diferentes culturas, concretamente identificaron “participativas” “de sujeto” y “parroquiales”.

Entonces a partir de los 80’s la cultura política recupero su importancia dentro de las ciencias sociales. Se empezaron a realizar encuestas y bases de datos que pudieran poner a prueba una serie de hipótesis sobre la cultura política y su impacto sobre la estabilidad del régimen. Estos estudios han arrojado resultados muy interesantes, aparentemente si existe “una matriz cultural latinoamericana”. Esto se puede ver porque ante una serie de preguntas (por ejemplo, sobre tolerancia y la forma de llevar a cabo los cambios en sus países) las respuestas se agrupan alrededor de ciertos valores. Por ejemplo solamente entre el 20 y 30% de la gente cree que pueden confiar en otros ciudadanos, la confianza en el sistema legal de sus países oscila entre 10 y 20%, o entre dos terceras partes de la población en general cree que los cambios en sus respectivos países se deberían hacer de manera gradual. La participación en la vida política de sus países ha tenido un ligero aumento y se encuentra entre 20 y 35%; otros datos importantes son que en general menos de la mitad de la gente considera importante a la religión, por el contrario el trabajo y la familia son los dos temas que la mayoría de la gente considere más relevantes; el tema menos importante es la política lo cual podría ser explicado por lo devaluada que se encuentra y las constantes decepciones que ha provocado.[6]

Todo lo anterior nos parece indicar que sí existe “una matriz cultural latinoamericana” sin embargo ésta no se encuentra en contraposición con la democracia. Esto lo podemos ver con el incremento en la participación institucional y con el gran apoyo que tienen los cambios graduales. “Esto representa un cambio gradual hacia prácticas más participativas en oposición a cambios radicales” (Turner, 1996, pp. 214) por lo tanto pareciera que los valores intolerantes y absolutistas no han desaparecido de la escena pero la mentalidad de la gente se mueve hacia valores de una democracia más participativa y menos formal (en referencia a que eran democracias por nombre pero no de práctica).

De hecho, los cambios culturales suceden lentamente y es muy probable que sólo se vean claramente al contrastar generaciones; pero lo cierto es que se reporta una tendencia favorable para la democracia. Esto nos lleva a otras más preguntas, ¿la cultura política es lo que impidió la transición a la democracia en los 60 y 70’s? o ¿es la cultura política un elemento que condiciona la transición a la democracia y su consolidación? o ¿es más importante la cultura política para los regímenes democráticos o para los autoritarios?

Finalmente es necesario considerar que por más alentadores que sean estos resultados, en necesario tener en mente una serie de críticas a los estudios de encuestas. Muchas veces los cuestionarios son traducciones del inglés al español que no son del todo acertadas; incluso dentro del mismo idioma existen ricas diferencias entre países sobre la connotación que tienen las palabras. También sucede que la gente responde lo que considera que sea socialmente aceptado responder y no lo que piensa en verdad, también es muy probable que el tipo de régimen sea producto de negociaciones a nivel de la elite y la voluntad del pueblo no influya en las decisiones; también es factible que la gente responda en función a la realidad que vivan en el momento así por ejemplo si la gente vive bajo un régimen opresor y sanguinario es más probable que apoye cambios radicales o revoluciones, lo cual no mediría necesariamente su compromiso con la democracia.

Bibliografía:

Collier, David, “Trajectory of a concept: “Corporatism” in the study of Latin American Politicas” en Peter H. Smith (editor), (1996), Latin America in Comparative Perspective: New Approaches to Methods and Analysis, Boulder Co.: Westview Press, pp. 137-161
Rouquié, Alain, (1990) Extremo Occidente: Introducción a América Latina, Argentina: Editorial Emecé.
Rueschemeyer, Dietrich, et al (1992), Capitalist Development and Democracy, University of Chicago Press.
Turner, Frederick C., “Reassessing Political Culture” en Peter H. Smith (editor), (1996), Latin America in Comparative Perspective: New Approaches to Methods and Analysis, Boulder Co.: Westview Press, pp. 197-228.
Wiarda, Howard J. (1974), Politics and Social Change in Latin America: The Distinct Tradition, The University o Massachusets Press.
Lipset, Seymour Martin, “Reconsideración de los requisitos sociales de la democracia”, Este País, mayo 1995, pp. 2-19
De Remes, Alain (2001), “Elección racional, cultura y estructura: Tres enfoques para el análisis político”, Revista Mexicana de Sociología, v. 63, n. 1, pp. 41-70.

Notas:
[1] Por ejemplo en un sistema democrático las demandas de ciertos grupos tienen efectos sobre las políticas públicas de los gobiernos; por otro lado en un gobierno autoritario el gobierno extrae la mayor cantidad de recursos posibles de la sociedad al mismo tiempo que regula y reprime las conductas de la sociedad.

[2] Entonces en esta explicación se ve al Estado como sistema y las diferentes estructuras son las clases sociales, los medios de producción y de tenencia de tierra. Una explicación de porque se ve a la región como un “museo” es que subsisten formas de producción como la agricultura de autoconsumo en un a sociedad que se comienza a abrir al mercado internacional.
[3] La racionalidad se puede comprender de dos maneras: A) los actores son racionales en la medida que emplean de manera eficiente los medios que tienen a su disposición para llegar a los fines que desean; B) para determinar la racionalidad de los actores se necesita información adicional sobre las preferencias (estas deben cumplir una serie de supuestos como preferencias completas y transitivas) y creencias de los actores.
[4] Dentro de esta misma literatura, usando juegos secuénciales se podría explicar cómo se puede llegar de un régimen autoritario a uno democrático. Los actores serían los militares (que se dividen entre duros y moderados) y la sociedad que demanda apertura (dividida entre radicales y moderados) así, identificando las preferencias de cada grupo y quién comienza el juego se puede predecir a que tipo de régimen llevara la interacción entre los diferentes actores (puede ser democracia, status quo, democracia restringida, etc.).
[5] Cultura debe ser comprendida cómo “la percepción subjetiva de la historia y de la política, las creencias y los valores fundamentales, el origen de sus lealtades y el conocimiento político y las expectativas que son producto de una experiencia histórica de naciones y grupos” (Turner, 1996, pp. 198)
[6] Los datos comentados son para México, Argentina y Chile. Estos datos varían al interior de cada país al analizar la muestra por clases sociales, sin embargo todos los valores apuntan a la misma dirección y se comportan cómo se esperaría, a mayor dinero mayor educación y por lo tanto una cultura más tolerante y de participación institucionalizada. El que los datos aquí comentados pertenezcan a 3 países solamente pone en entre dicho la generalización de “una cultura” latinoamericana.

Preguntas para Lat. Am s. XIX

Roberto Gerhard Tuma
Examen de Historia de América Latina

2. Todos los países de América Latina pasaron por una transición ideológica del republicanismo clásico al liberalismo durante el siglo XIX.

Cuando se habla de América Latina el liberalismo es uno de los temas recurrentes, sin embargo es muy importante explicar la ideología republicana anterior al liberalismo. De no llevar a cabo este ejercicio se caería en una visión simplista e inclusive anacrónica. Cuando la mayoría de las colonias alcanzó su independencia, la adopción de una República como forma de gobierno fue natural.[1] El gobierno republicano intentaba traducir la invocación de la soberanía de los pueblos en instituciones eficientes. También buscaba crear una sociedad civil y virtuosa, una vez alcanzado este objetivo se podría avanzar hacia una sociedad más liberal. Sin embargo los intentos constitucionales, de principios del siglo XIX, de crear un gobierno se vieron alterados por constantes movimientos autonomistas, que se tradujeron en caudillismo, y por un Estado débil incapaz de recaudar recursos ni defender derechos. Lo que se pretende hacer con este ensayo es explicar brevemente cuales eran las herencias, o inercias, republicanas al inicio del siglo XIX. Y si es que representaron un obstáculo o si fueron un paso previo para la transición hacia un orden liberal.

La primera gran herencia que se abordará, es la que señala José Carlos Chiaramonte. Estamos hablando de los pueblos y su soberanía. En épocas del Imperio la soberanía emanaba de los pueblos y era encarnada por el rey. Cuando el legítimo rey de España pierde el trono la soberanía regresa a los pueblos. Esto nos da oportunidad de distinguir un posible conflicto con el liberalismo. ¿La soberanía emana del pueblo o de cada uno de los ciudadanos?

Si se quiere entender el problema tenemos que retroceder en la historia y analizar el impacto de las reformas borbónicas en todo el territorio español. El objetivo de estas reformas era centralizar las facultades administrativas en las ciudades y establecer un mayor control del monarca sobre el sus súbditos. Sin embargo antes de estas reformas los pueblos habían gozado del derecho al autogobierno y de representación en las cortes de Castilla.[2] Cuando las reformas borbónicas se llevaron a cabo, su principal objetivo fue mejorar el control fiscal del monarca sobre el resto de sus territorios. Entre todas las reformas que realizaron la comunidad local dejó de ser un actor relevante en las actividades políticas. Estas reformas dejaron muchas sensibilidades locales resentidas.

Después de la independencia, lejos de existir un sentimiento de unidad nacional, había una multiplicidad de pueblos demandando mayor autonomía en nombre de su soberanía (como habían tenido antes de las reformas borbónicas). Esta situación ponía en un aprieto a los proyectos de nación y de república porque se quería hacer un Estado capaz de aplastar los ataques de la insubordinación y al mismo tiempo dar a los pueblos y ciudadanos derechos para defenderse del Estado.[3] Además de haber una confrontación entre centralización y autonomía, tenemos el problema de que se reconoce la soberanía al pueblo per se y no al pueblo como la suma de ciudadanos libres.

Así, el republicanismo clásico esta en conflicto con el liberalismo ya que se pone a la comunidad por encima del individuo. Como bien señala Natalio Botana, el debate es semejante al de Constant en La libertad de los antiguos y la liberta de los modernos. Lo que señala el francés en su célebre escrito es que en la época de los antiguos uno solo podía tener libertades, o más bien derechos, siempre que fuera parte de una comunidad. El problema es que se caía en una suerte de tiranía de la comunidad (o de la volonté general en palabras de Rousseau). El bien general se alcanzaba subordinando los individuos a la comunidad. Mientras que en los modernos, los individuos tienen derechos que lo defienden de la comunidad y el Estado. El poner a los individuos por encima de la comunidad hará que se alcance el bien común. Siguiendo los pasos de Botana, encontramos otra serie de herencias republicanas. Principalmente nos enseña herencias de tipo ideológicas. Uno de los principales objetivos del republicanismo era crear una sociedad civil de ciudadanos virtuosos, se pensó que ésta sería la base para una autoridad republicana.

Su argumento era que para tener un buen estado necesitaban tener buenos ciudadanos y por lo tanto necesitaban inculcarles ciertas virtudes. La principal virtud que buscaban era la de “sacrificar el bien privado en arras del bien común” (Botana), la religión, el trabajo de tu tierra y la información sobre los problemas de tu sociedad eran otras de las virtudes. Para hacer virtuosos a sus ciudadanos los gobiernos usaron la constitución y la educación.[4]

En todos estos procesos la Iglesia juega un papel muy importante, ya sea en relación a la educación o en relación a las constituciones. Como señala Marie-Danielle Demélas en su texto, las constituciones pasaban por un proceso semejante a una procesión de Corpus antes de ser aceptadas y juradas en cada pueblo.[5] Existía la noción de que se podía romper de tajo con el régimen anterior y empezar de cero cada vez que se redactaba una nueva constitución. De tal forma que bastaría hacer una constitución cuyas reglas fomentaran las virtudes de los ciudadanos para que la sociedad cambiara y progresara.

En términos de la educación, buscaban una educar a la mayoría de gente y la Iglesia era sumamente importante ya que era el medio principal a través del cual se hacía esta labor.[6] A pesar de que en el republicanismo consideraban el ser religioso como una virtud no eran clericales, esto es que no estaban a favor de que influyera el clero en las decisiones políticas. Esto, como señala Chiaramonte, es un grave problema pues durante la colonia Iglesia y Estado estaban unidos. De hecho el rey de España era la cabeza de la iglesia católica en todo su territorio. Así después de la independencia, además de las regiones, hay una gran institución que se quedó sin cabeza y que pretendía mantener su peso político.

La idea era que a través de la educación se le inculcaría a la gente las virtudes cívicas del republicanismo. Entre las nociones que se buscaban transmitir era que el comercio afectaba a la sociedad pues ponía los intereses individuales por encima de esta última. El comercio es, más bien, una virtud de una sociedad moderna, la libertad de cada uno los llevará a que realicen diferentes labores y que se vendan entre ellos lo que necesiten. Así, el comercio como expresión de la libertad individual es la punta de lanza de los modernos y la razón de su desarrollo económico.

Por el contrario, si la economía era impulsada por la agricultura y cada quien trabaja su tierra sus intereses convergerían con los de la comunidad. A su vez estaría más preocupado e informado por los problemas generales y sería capaz de tomar parte en las decisiones de la comunidad.

El proyecto de educar a la mayoría de la población no se pudo llevar a cabo porque el Estado no tenía los recursos y mientras avanzaba el siglo las corrientes anticlericales se hicieron más fuertes. El problema de esto es que el Estado no pudo controlar la educación por medio de la Iglesia y además perdió a un actor que potencialmente podía haber financiado su gasto por medio de préstamos.

De lo antes expuesto se podría decir que, a grandes rasgos, se entiende lo siguiente por republicanismo clásico: es un orden político donde la soberanía esta en el pueblo y es indivisible e inalienable, por lo tanto no puede haber una democracia representativa. Esta basada en una sociedad civil donde cada ciudadano debe actuar activamente en todos los aspectos de la vida pública. Para lograr eso los ciudadanos deben gozar de las virtudes cívicas, especialmente poner el bien común por encima de sus intereses personales, y deben estar educados e informados de los que sucede en la sociedad. Así, idealmente terminan creando una suerte de Estado roussoniano donde el pueblo es el Estado y la voluntad general devora y libera a los individuos al mismo tiempo.

A modo de conclusión el esquema republicano general es un orden intermedio entre antiguo régimen y liberalismo. Con el primero comparte el hecho de que se basa en organismos como la Iglesia, los pueblos y el ejército para alcanzar el orden; pero tiene como objetivo final crear una sociedad civil que le permita después desarrollar un liberalismo. Muchas veces la inercia republicana en la práctica será causa de conflicto a la hora de adoptar constituciones y prácticas más liberales. Finalmente, hablar en cuestión de términos absolutos resulta difícil, máxime porque siempre se puede encontrar una excepción a la regla. Decir que todos los países experimentaron esta transición se debe hacer con matices ya que cada región existen peculiaridades que la distinguen del resto y no fue un proceso homogéneo, como es el caso de Brasil con su monarquía, Argentina con un mayor éxito en cuanto a nivel de educación, México respecto a sus dos intentos monárquicos y la región andina en relación a sus constituciones.
3. Sin el liberalismo autoritario del siglo XIX, la democracia liberal en América Latina sería imposible.

En la historia y en la ciencia política es recurrente el debate sobre la armonía entre mundo de las ideas y la realidad. Una gran cantidad de autores proponen que las instituciones de un gobierno deben reflejar la realidad en la que vive, mientras que otro gran número de autores propone que por medio de instituciones se puede cambiar a la sociedad y guiarla hacia un ideal. El objeto de este ensayo será sopesar el impacto que tuvo un tipo de gobierno liberal, si se adecuó a la realidad en la que vivió y cuál es su relación con la democracia liberal.

Siguiendo esta línea, existe el debate sobre si el liberalismo y las constituciones del siglo XIX fueron ideologías ajenas e impuestas a la fuerza en América Latina. Aguilar y Negretto proponen que, si bien los padres de esta corriente filosófica son europeos, la mayoría de los arreglos constitucionales no fueron meras imitaciones sino “trajes hechos a la medida” (Aguilar y Negretto). Tal es el caso de la constitución de México en 1857, Chile en 1833 y Argentina en 1853-60.[7] En estos casos el arreglo constitucional fue trascendental para que se mantuviera la unidad de los países y se pudiera superar una época de anarquismo y constantes levantamientos.

Se podría decir que durante la segunda mitad del siglo XIX estas constituciones trajeron consigo periodos de paz y prosperidad. De hecho, las virtudes que más se defendían en estos gobiernos fueron el respeto al estado de derecho, el progreso económico por medio del comercio y los derechos individuales. Esto resulta curioso pero el apego a la ley lo encontramos inclusive en los pronunciamientos o levantamientos contra el gobierno como señala Damélas.

Uno de los principales puntos en desacuerdo que existe entre el liberalismo autoritario y la democracia liberal se refiere a la cuestión del sufragio. Una condición básica y necesaria para la existencia de una democracia liberal es la existencia del sufragio universal efectivo. Es importante señalar que para la época esta no era la costumbre en ninguna parte del mundo, ni siquiera en Europa ni en Estados Unidos. Sin embargo existía el sufragio restringido, esto quiere decir que se llevaba a cabo una discriminación ya fuera por raza, clase social o nacionalidad para determinar si el ciudadano tenía derecho a votar y ser votado o no. Este era el caso de México donde además la votación para presidente era indirecta, sin embargo el sufragio universal masculino sí existía en Argentina.

La principal crítica que se podría hacer al liberalismo autoritario es que cerró las puertas o el camino a la oposición. Los regímenes de Argentina y México con el afán de alcanzar el desarrollo económico traicionaron sus ideales a través de la práctica política. El sistema de representación estaba completamente controlado por las elites locales quienes trabajaban con el respaldo del gobierno federal. En México esto crea un sistema petrificado de alta dependencia e inmovilismo, ningún grupo disidente tenía cabida en el sistema.[8] En Argentina la situación era similar.

Varios brotes de descontento surgieron en ambos países cuestionando la legitimidad y los ideales del gobierno. Como se puede ver en el texto de Aguilar y Negretto, en verdad estos grupos no eran revolucionarios, simplemente querían hacer valer sus derechos liberales; como decía Yrigoyen ellos en verdad se consideraban conservadores.[9] Así, no es que buscaran llevar a cabo un cambio ideológico sino que pretendían hacer valer las promesas de una república representativa. En ambos países después de un conflicto armado se alcanzó, por un breve periodo, una democracia misma que murió en ambos países en manos del ejército.

Lo que podemos ver de los casos de México y Argentina es que si bien los regímenes tenían ciertas instituciones que los hacían parecer liberales, este liberalismo sólo era válido en la economía y era pura retórica en la política. Así, tenían instituciones que los hacían parecer liberales pero en la práctica existían fallas que condujeron al monopolio político administrativo de las elites.

Por el contrario, resulta muy interesante contrastar estos dos casos con el experimento Uruguayo. Aquí resulta que el país alcanzó la democracia liberal por medio del militarismo, como dice López Aleves. Por lo tanto, el caso de Uruguay resulta atípico porque es una excepción ante los países que de democracias caían en juntas militares. Los clivages del conflicto, como señala López Alves, son urbano-rural, federalistas-centralistas, liberales-antiliberales y extranjero-nacionales; a veces estos no siempre coinciden y puede haber liberales campesinos por ejemplo. La razón del éxito Uruguayo fue que supieron traducir institucionalmente estas diferencias, de tal forma que crearon un fuerte sistema bipartidista. Este sistema de partidos era fruto de una situación donde ninguno de los dos bandos había sido capaz de imponerse por la fuerza. De tal modo que aprendieron a compartir el poder y a coexistir de manera pacífica y decidieron cambiar los votos por las armas como vía de cambiar y legitimar el gobierno.

Este sistema de partidos fue único ya que eran autónomos al gobierno y tampoco había un control de la elite política sobre éstos. Es importante resaltar que en este sistema los actores que quedaban fuera eran la elite económica y el ejército quienes después formaron una coalición para llegar al poder por medio de un golpe. Este hecho explica porque el liberalismo no fue una doctrina seguida por el gobierno sino hasta el golpe.[10] Lo que concluye López Alves es que fue el ejército quien creo un verdadero cambio radical modernizando (en cuanto a ideología) el sistema de partidos y a su vez esto contribuyó al fin del militarismo.

Lo que vimos en los casos de México y Argentina es que hubo una cierta estabilidad política mientras hubo crecimiento o progreso económico. Este progreso iba acompañado de la exclusión en la toma de decisiones, y cuando el sistema dejó de funcionar económicamente las fallas políticas se hicieron presentes. Paradójicamente, así como el sistema sentó las bases para que existiera una demanda por una sociedad más igualitaria, se convirtieron también en el elemento para reprimir estas demandas (Peloso).

A modo de conclusión se podría decir que si bien en estos regímenes existían los principios de representatividad, estos fueron obviados en la práctica. Lo cual nos lleva de nuevo a la discusión del principio sobre ideas y realidad. Se podría decir que idealmente los regímenes liberales si contemplaban la representación de todos, sin embargo en realidad solo representaban a un pequeño grupo, como muestran los casos de Argentina y México. Esta inconsistencia entre ideal y discurso con la práctica es lo que lleva al sistema a una crisis, que da como resultado una breve experiencia democrática y que termina en gobiernos militares. Por lo tanto la democracia liberal sí estaba comprendida dentro del sistema liberal, sin embargo fue el mal funcionamiento y las prácticas corruptas lo que hizo que se vieran como movimientos encontrados.

Finalmente decir que sin el liberalismo autoritario no podría haber habido democracia liberal es una declaración arriesgada. Un argumento así tiene en parte razón y en parte no. Se podría decir que tiene razón porque fue con estos tipos de gobierno donde quedan plenamente arraigados los ideales liberales en la conciencia de la gente. Ideales como la libertad individual, derechos individuales y estado de derecho, poco a poco irán remplazando prácticas del antiguo régimen.
También se podría decir que precisamente fue gracias a que hubo este régimen liberal autoritario, que cerró las vías a la competencia política lo que provocó el surgimiento de movimientos con demandas de mayor representación y procesos electorales limpios. Esto no es algo que se pudiera aducir tanto al régimen en sí como a la forma del ejercicio del poder.

Por otro lado, a pesar de que tenemos tres casos para comparar por medio de la variable independiente, lo que haría contundente a esta conclusión sería que para el mismo país hubiera una contrafactual, lo cual es imposible. El hecho de que en Uruguay el gobierno militar haya evolucionado en una democracia liberal y que en los otros dos casos haya sucedido lo contrario (que la democracia liberal haya terminado en gobiernos militares) no quiere decir nada; primero porque la historia no termina ahí, y conforme avanza ideales pasados se retoman o se repiten bajo una nueva óptica. Además, si consideramos como liberalismo autoritario aquel régimen donde sistemáticamente se excluye a un actor, pues entonces en Uruguay también se excluyó a un grupo que fueron las elites económicas, mismas que buscan el poder por medio de un golpe.
Bibliografía

Aguilar-Rivera, José Antonio y Gabriel Negretto. Rethinking the Legacy of the Liberal State in Latin America: The cases of Argentina (1853-1916) and México (1857-1910) en Cambridge: Cambridge Univesity Press, 2000, 361-397.
Botana, Natalio R. “Las transformaciones del credo constitucional”, en Antonio Annino y François-Xavier Guerra (coords.). Inventando la nación. México: FCE, 2003, pp. 654-682.
Chiaramonte, José Carlos. “Modificaciones del pacto imperial”, en Antonio Annino y François-Xavier Guerra (coords.). Inventando la nación. México: FCE, 2003, pp. 85-113.
Demélas, Marie-Danielle. “Pactismo y constitucionalismo en los andes”, en Antonio Annino y Françoix-Xavier Guerra (coords.). Inventando la nación. México: FCE, 2003, pp. 593.612.
Millington, Tomas. Colombia’s Military and Brazil’s Monarchy. Undermining the Republican Foundations of South American Independence. Westport: Greenwood Press, 1996, Chap.1-2.

[1] Era natural ya que las opciones eran monarquía o república, en esa época el parlamentarismo se asociaba a la monarquía. Esta última estaba prácticamente muerta para todos los países salvo Brasil y México que fracasó dos veces en su intento por instaurarla.
[2] “El sistema que los Borbones del siglo XVIII encontraron en las posesiones de la América española –comenta Eliot- podría ser descrito, pues, como de autogobierno a la orden del rey.” (Chiaramonte) Se podría decir que las tendencias centralizadoras antes de los Borbones no fueron muy exitosas.
[3] Esto resulta un poco contradictorio porque si bien por un lado se intenta hacer un Estado muy fuerte, por el otro lado se le pone frenos.
[4] Es necesario mencionar que al principio del siglo XIX la ciudadanía estaba restringida para los criollos y terratenientes.
[5] Las constituciones eran vistas como una ruptura total con el pasado y el principio de un nuevo orden y progreso. Sin embargo debían pasar por el proceso de la procesión y del juramento (respetando la estructura estamental del antiguo régimen) para que fuera legítima. La constitución se transformaba en un pacto entre estamentos y provincias que generaba una nueva asociación política.
[6] De hecho se podría decir que contaba con el monopolio sobre la educación.
[7] Para México, por ejemplo se creo un gobierno con un poder legislativo muy fuerte de una sola cámara y un poder ejecutivo bastante debilitado (debido a la experiencia de Santa Ana). Para Chile y Argentina lo que se hizo fue un centralismo disfrazado de federalismo, la única diferencia fue que en Argentina el voto no fue restringido.
[8] Esta dependencia se exacerba cuando se vuelve a permitir la re-elección y además la dependencia iba más allá de las instituciones, se dependía de las personas, de Díaz en especial y el a su vez dependía de las diferentes familias en los estados.
[9] Conservadores en el sentido del estado liberal clásico buscando hacer prevalecer los derechos políticos del individuo por encima de los privilegios de grupos privilegiados.
[10] En general el liberalismo era visto en el campo y en gran parte del país como una ideología europea que no los protegía económicamente hablando, por eso no fue sino hasta que los militares tomaron el poder que se implementaron políticas más liberales.

Ensayo Bibliográfico de Honduras

Bibliografía comentada de Honduras
Roberto Gerhard Tuma

I. Introducción:
El presente trabajo se trata de una revisión sobre la historia y la historiografía de Honduras. Esta dividido en tres partes, una breve cronología, una selección de obras que tratan los distintos temas del país y las consideraciones finales sobre el trabajo. Los trabajos se agrupan alrededor de los siguientes temas: Liberales vs Conservadores: La desorganización y la Anarquía, Enclaves Económicos, El Cariato y Pasos hacia un estado moderno. También se incluye un apartado en el que se clasifican todos los estudios a partir de 1980 para ver qué es lo último que esta estudiando la academia y ver cuáles son los temas “modernos”.
Dentro de estos temas las entradas están organizadas de la siguiente manera: primero enciclopedias, luego libros y finalmente los artículos de revistas especializadas (organizados por orden alfabético según el apellido de los autores), también se pueden encontrar fallos de la Corte Internacional y conflictos territoriales. Los textos recomendados llevan un asterisco.
Si se pudiera hacer una analogía entre los países de América Latina y pacientes en un hospital, se podría decir que Honduras ha padecido casi todas las enfermedades. Es pobre, con una débil oligarquía que fue manipulada por EU a lo largo del siglo veinte, la inversión extranjera se adueño de los recursos más importantes del país, su economía depende de dos o tres productos agrícolas, a lo largo del siglo XIX y XX padecieron constantes luchas intestinas y extranjeras; y finalmente sus periodos de paz se encuentran relacionados a caudillos o dictadores que logran afianzarse en el poder. Al repasar la historiografía de Honduras pareciera que siempre han sido los peones de alguien más, de las compañías bananeras, de Guatemala, del ejercito, etc. Una de las razones es que no fue sino hasta principios del siglo XX que se creo una pequeña oligarquía local, antes de eso todo el dinero salía del país ya que los dueños de las empresas bananeras no vivían allí.
En esta bibliografía se encontrará lo básico para tratar con estos temas y también se podrá dar el lector una idea de hacia dónde van los estudios modernos. En el apartado de trabajos modernos encontrarán que hay muchos trabajos de sociología. Algunos hablan sobre distintas formas de explicar la identidad hondureña, ya sea a través del lenguaje o de los antepasados mayas.

II. Cronología:
I. Periodo Posterior a la Independencia (1810-1870)
1821 Centro América se independiza de España
1822-1823 Anexión de C.A. a México.
1824-1839 Federación de C.A. Honduras pertenecía a Guatemala o a la Federación. Periodo muy inestable con luchas constantes entre liberales y conservadores.
1832 Se introducen nuevos impuestos, provocan descontento. El hondureño Francisco Morazán presidente de la Federación, entra en El Salvador por la fuerza (invasión liberal).
1838 Se levanta el último Congreso Federal y declara que los Estados son libres de gobernarse de manera independiente.
26-X-1839 Honduras libre e Independiente.
1856-1857 Guerra de C.A. contra William Walter.
1840-1870 Periodo conservador, las principales figuras son Francisco Ferrara, José Santos Guardiola y José María Medina, quienes ocuparon la presidencia.
1860-1870 Hacia fines de los años 60 el país se endeuda por 6 millones de libras para construir un ferrocarril interoceánico del cual sólo se construyen 50 millas. Para 1920 la deuda es de 30 millones.

II. Los enclaves (1870-1930)
1824-1876 Hubo 86 gobiernos diferentes y más de 150 rebeliones armadas.
1876 Inicia el periodo de reformas liberales donde se buscaba mejorar la administración, el aspecto jurídico, la economía y la educación. Con esta serie de reformas se buscaba desarrollar una economía mercantil y luego consolidar el estado nación. Expropiación de tierras a la iglesia que no opone mucha resistencia.
1879 Se funda la New York and Honduras Rosario Mining Company que se consolidará como la mayor empresa minera del país.
1880 Se revitaliza la minería con políticas favorables al capital extranjero.
1883-1932 Entrada y salida de gobernantes a causa de diferencias con el gobierno de Guatemala e intervenciones americanas.
1910 EU trata de comprar la deuda hondureña de manos de los europeos pero la CuyamelFCo. Patrocina una revolución que quita del poder al presidente quien favorecía la intervención fiscal americana.
1913 Caen los precios del banano y la UFCo entra a la región y compra muchos de los terrenos que se habían encarecido.
1913-1929 Problemas fronterizos entre Honduras y Guatemala que reflejan la competencia y poder de la UFCo y la Cuyamel. En el 29 las compañías se fusionan y termina el conflicto.

- Para 1924 la UFCo tenía 87 000 acres (el equivalente a todos sus cultivos en Colombia, Guatemala, Panama y Costa Rica), mientras que Cuyamel contaba con 22 149 acres. Para la época Honduras era el principal exportador de banano (que representa el 90% de sus exportaciones) y el 70% del producto pertenecía a la UFCo.
- El monto de las exenciones de impuestos a las empresas extranjeras eran superiores a los ingresos del Estado.

III. El cariato. (1930-1950)
1930 caída de los precios del banano, lo cual provoca una crisis que los obliga a “diversificar” con cereales, vegetales y café.
1932-1949 Tiburcio Carías se convierte en el dictador del país. Gobierno conservador que alcanza estabilidad pero sin un franco progreso.
1933 Establece la especialización militar para ganarse al ejército y evitar futuros golpes de estado.
1942 Declara la guerra al eje y entra junto con EU a la 2GM.

IV. ¿Pasos hacia un estado moderno? (1950)
Empieza a nacer una nueva clase burguesa que proviene de la explotación de ganado, café y algodón.
1949-1954 Bajo la presidencia del presidente Juan Manuel Gálvez se introduce el primer impuesto sobre la renta de un 15%, poco después aumentó a un 30%. Durante su gobierno se llevaron a cabo reformas al sistema bancario, obras públicas de drenaje y lo más importante una modesta red carretera que comunicaba al país y finalmente se terminó la red ferroviaria interoceánica. Apoyó a la intervención americana para quitar a Arbenz de la presidencia en Guatemala.
1954 Derecho a sindicatos. Pacto de asistencia militar con EU.
1955 Derecho de voto para las mujeres.
1956 Primer golpe de estado militar. Convocan a elecciones al año.
1957- 1963 Gana la presidencia el Dr. Villeda Morales quien pretendía ampliar la base del poder político, el ejercito obtiene su autonomía y comparte poderes con el ejecutivo. Realiza una serie de reformas sociales. La empresas bananeras despiden a una parte de sus obreros para reducir costos y al gobierno para calmar la inestabilidad social les reparte tierra.
1962 Se promulga la ley del seguro social
1963-1982 Golpe de Estado por lo militares para poner fin a políticas comunistas del partido liberal. Pero en verdad es para evitar que gane el candidato Rodas quien amenazaba con poner al ejército bajo el mando civil de nuevo. Adquieren el reconocimiento de Lyndon Johnson por su política anti-comunista.
1964 Confederación de Trabajadores de Honduras que aglutinaba a los bananeros, campesinos y trabajadores del distrito cental.
1966 Se forma la Federación Nacional de Agricultores de Honduras.
1969 Guerra con El Salvador (conocida como Guerra del Fútbol) que pone fin al intento de mercado común centro americano.

III. Historia General:

*Bethel, Leslie (1984), The Cambridge History of Latin America. Volúmenes III, VII y VIII. Cambridge, Cambridge University Press.

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Pérez Chávez, Porfirio (2001) “Conservadurismo con tinte liberal: la economia politica de honduras bajo el general Francisco Ferrera, 1840-1844” en Mesoamérica 22(42), pp. 1-38. Después de que se alcanzó la independencia Honduras asumió el control de las aduanas marítimas lo que impulsó la economía nacional entre 1840 y 1845. La historiografía ha pasado de largo por este asunto y se le ve como una muestra de conservadurísmo económico en contraste con las políticas del general Francísco Morazán. En general se piensa que sus políticas retrasaron el desarrollo nacional. En base a descubrimientos en los archivos nacionales esta impresión ha sido puesta en cuestión.

Stansifer, Charles L. (1966), “E. George Squier and the Honduras Interoceanic Railroad Project” en The Hispanic American Historical Review, Vol. 46, No. 1. (feb), pp. 1-27. Estudio que pone bajo la mira los esfuerzos de E. George Squier para construir un ferrocarril interoceánico. La primera parte estudia cuando se negociaba el contrato alrededor de 1853 y cuáles eran los intereses detrás de los negociadores. En el resto del artículo recuenta los diferentes intentos para lograr el financiamiento, los prestamos ingleses y otros factores que actuaron en contra. El sueño de Squier infectó a Honduras y los llevó a que hicieran los desastrosos prestamos de 1860.

V. Enclaves Económicos: La Fruit Company (1870-1930)

Argueta, Mario (1989), Bananos y política: Samuel Zemurray y la Cuyamel Fruit Company en Honduras, Tegucigalpa, Editorial Universitaria. Análisis de las intervenciones de la Samuel Zemurray/Cuyamel Fruit Company's en la política de Honduras en los años de 1911-40s.

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Soluri, John (2001) “A la sombra del bananal: poquiteros y transformaciones ecologicas en la costa norte de honduras, 1870-1950”, en Mesoamérica 22(42), pp. 39-74. Ofrece una interpretación socioecológica de la exportación del banano en Honduras entre los años 1870 y 1950. Examina la interacción entre los procesos de producción cambiantes, los mercados internacionales y cómo afecta la forma de vida en Honduras. El surgimiento y los efectos de distintas plagas en los cultivos varió a lo largo del tiempo creando obstáculos y oportunidades para productores de pequeña escala. Sin embargo para 1950 el capital américano dominaba totalmente la producción de bananas dejando poco espacio para los productores pequeños.

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Isaula, Roger (1987), Honduras, crisis e incertidumbre nacional: hacia un análisis de coyuntura, 1986-1987, Tegucigalpa, Editores Unidos. Desde una perspectiva de izquierda discute la economía política en los 80’s. Analiza el impacto de la recesión internacional de 1982, el efecto de políticas de ajuste y del uso de la fuerza americana en el país para organizar su ataque contra Nicaragua y El Salvador.

Martínez, María Antonia (1995), El acceso de la mujer a la tierra en Honduras, San José, Costa Rica Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano. 396.097283 M385a (colmex)

Molina Chocano, Guillermo (1992), “Elecciones y consolidación democrática en Honduras en la última década” en Una tarea inconclusa: elecciones y democracia en América Latina, 1988-1991. San José: Instituto Interamericano de Derechos Humanos, Centro de Asesoría y Promoción Electoral, 1992, pp. 95-115. Resumen de las elecciones de 1980, 1981, 1985, and 1989, junto con un análisis regional.

Nelson, Anne (1986), Human rights in Honduras after General Alvarez, New York: Americas Watch Committee. Propone que los derechos humanos han mejorado en Honduras desde que se removió al ministro de defense Gustavo Alvarez. El artículo ofrece una amplia vision sobre el panorama politico a principios de los 80’s.

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Posas, Mario (1980), “Honduras at the crossroads” en LAP, 7[25/26]:2/3, Primavera/Verano pp. 45-56. Resumen de la historia política de Honduras a lo largo del siglo 20 visto desde una perspectiva neo-marxista. Habla sobre el clima y las posibles alianzas antes de las elecciones de 1980.

Posas, Mario (1988), “Democratización y modernización del aparato estatal en Honduras” en ¿Hacia un nuevo orden estatal en América Latina? v. 2, Democratización/modernización y actores socio-políticos, Buenos Aires, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. Estudia las etapas de la transición desde el gobierno military en 1980, la asamblea constituyente en el 82, los gobiernos civiles hasta el 90, aunque la constitución de 1982 deja mucho poder en manos del ejército.

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Anderson, Mark (2001) “¿Existe el racismo en honduras? Estereotipos mestizos y discursos garifunas” en Mesoamérica 22(42), pp. 135-163. Estudia la cuestión del racismo a través de discursos entre Garinagu (o Garifuna) y mestizos. El discurso oficial sobre el mestizaje tiende a minimizar este fenómeno. Este estudio cuestiona ésta noción de mestizaje a través de la terminología racial y estereotipos relacionados a los Garinagu en la vida diaria. Así muestra que la diferencia racial marginaliza a los Garinagu en Honduras. También estudia el discurso y la conciencia racial de los Garinagu.

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E) Economía:

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Comisión Económica para América Latina y el Caribe (1998), Sector informal urbano en Honduras : caracterización y sugerencias de políticas. Chile, Comisión Económica para América Latina y el Caribe, División de Desarrollo Social. 331.12097283 C733s (colmex).

Buttari, Juan J. (1992), “Economic Policy Reform in Four Central American Countries: Patterns and Lessons Learned” en Journal of Interamerican Studies and World Affairs, Vol. 34, No. 1. (primavera), pp. 179-214.

Humphries, Sally (1998), “Milk Cows, Migrants, and Land Markets: Unraveling the Complexities of Forest-to-Pasture Conversion in Northern Honduras” en Economic Development and Cultural Change, vol. 47, num. 1, (oct) pp. 95-124.

LaBarge, Richard A.; Falero Jr., Frank (1967), “Fifteen Years of Central Banking in Honduras” en Journal of Inter-American Studies, Vol. 9, No. 4. (oct.), pp. 488-506.
Pérez Sáinz, Juan Pablo (1998), “The New Faces of Informality in Central America” en Journal of Latin American Studies,vol.30,num.1,(feb.),pp. 157-179.Propone que nuevos sectores de comercio están surgiendo debido a tres direcciones de la iinformalidad económica: pobreza, subcontratación A pesar del aumento en le economía informal cada vez es más difícil decir cual es la diferencia entre una y otra.

Neill, Sean P. and Lee David R. (2001), “Explaining the Adoption and Disadoption of Sustainable Agriculture: The Case of Cover Crops in Northern Honduras” en Economic Development and Cultural Change, vol. 49, num. 4, (julio), pp. 792-820.
Stanley Denise L. (1999), “Labor Market Structure, New Export Crops, and Inequality: The Case of Mariculture in Honduras” en Economic Development and Cultural Change, vol. 48, num. 1 (oct), pp. 71-89.

F) Ecología.

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Vallejo Larios, Mario (1999), “Zonas indígenas versus áreas protegidas: el caso de la Reserva de la Biosfera del Río Plátano en Honduras” en Mesoamérica, vol. 20, num. 37, (junio), pp. 145-167.


Conclusiones:

¿Cuáles son los grandes temas de la historiografía?
Los grandes temas de la historiografía hondureña son: los enclaves económicos, las constates intervenciones internacionales, directas o indirectas, los conflictos internos entre conservadores y liberales y la constante participación del ejercito. Actualmente hay dos temas que encuentro relevantes, el proceso de identidad hondureño y la consolidación de la democracia.

¿Para que sirve?
Es útil para dar una perspectiva de lo que es el conflicto entre liberales y conservadores, en especial el punto de vista liberal. Cubre de manera básica el enclave bananero a principios del siglo XX. Da una muestra de los tipos de estudio que se están haciendo actualmente.

¿Para qué no sirve?
No sirve para estudiar los sindicatos ni los partidos políticos. Casi todas las biografías que hay son sobre un personaje. No hay nada sobre la confederación centroamericana. Hay poco sobre los encalves mineros. No hay nada sobre literatura ni cultura. No sirve para tratar cuestiones de narcotráfico ni la mara salvatrucha. Finalmente tampoco trata muy a fondo el control militar que se ejerció en la segunda mitad del siglo veinte.

¿Qué preguntas me quedan después de hacer el trabajo?
¿Por qué la Cuyamel se negó a que EU comprar la deuda hondureña a los banqueros ingleses?
¿Puede existir una identidad nacional si esta no esta respaldada por un discurso oficial?
¿Qué pasa cuando la oficialidad del discurso es puesta en entredicho?
¿La confederación centroamericana fracasó a causa de un mal diseño institucional, conflictos ideológicos o mera ambición de poder?