1.25.2007

Buendía calzando botas de Bolivar

Un Buendía en las botas de Bolívar
A propósito de Gabriel García Márquez, El general en su laberinto. México, 1989, 287pp.

Roberto Gerhard Tuma
CIDE

Esta novela es una verdadera joya en la que se encuentran dos de los personajes más emblemáticos, reconocidos y respetados de América Latina. Una de las plumas más reconocidas en el mundo y de los mayores exponentes del “boom” latino-americano lleva a cabo la labor de narrarnos los últimos días de la vida del gran libertador de América.

Supongo que ésta fue una labor doblemente difícil para García Márquez porque el general fue un hombre con una gran personalidad; al mismo tiempo el autor es alguien con una clara personalidad y estilo, mismos que impregnan todas sus novelas. Por lo tanto enfrentó la difícil labor de apropiarse del personaje, para poder narrar la historia de una manera verosímil, pero al mismo tiempo tuvo que presentarnos a un Bolívar y no un Buendía. El autor debería evitar devorar y ser más grande que el personaje.

García Márquez narra el último viaje del general Simón Bolívar. Creo que fue una brillante decisión tomar esta etapa de su vida ya que es la menos documentada y por lo tanto la que le da mayor libertad creativa. Además, también es una decisión brillante porque elige el momento en el que este hombre tan importante para el continente está al final de sus días y el continente se está hundiendo en una tempestad de caos. Una situación así se presta para que el general tenga reflexiones verdaderamente amargas, frases estupendas, recuerdos entrañables, una última pasarela de amantes y una triste predicción para el futuro de su patria.

En términos históricos el autor realiza una gran labor para evitar caer en contradicciones y anacronismos. Sin embargo creo que el gran aporte de la novela va más allá de fechas y personajes, logra transmitir una cultura, un ambiente, una región y un sentimiento respecto a la época que se vivió. Es verdaderamente en estos detalles donde resplandece la gran mente creativa del premio Nóbel colombiano. Conforme el general atraviesa selvas, ríos y montañas, la pluma de Márquez no hace estar ahí, tiene el don de transmitir el calor y la humedad, los mosquitos, los gallos cantando en las mañanas y las calles desiertas de los pueblos chicos solamente pobladas por perros que toman el sol mientras éste se esconde en el ocaso. Esto es muy importante porque transmite perfectamente el ambiente, y para aquellos lectores que no han vivido en un país así les ayuda a tener una idea de lo que es la vida acá. Otro mérito de la obra es cuando habla sobre las frutas y la comida de la región a través de la cual se puede ver la influencia y la ilusión de “clase” europea que al mismo tiempo coexiste y se mezcla en la cocina con alimentos más tradicionales de la región.

También, logra transmitir con gran éxito el sentimiento de anarquía y de estabilidad que marcó a la región durante la primera mitad del siglo XIX. La belleza de esto es que nos lo cuenta a través de los ojos del gran libertador, por eso sus últimas reflexiones son tan amargas. Mientras avanza Bolívar las noticias de levantamientos en las diferentes regiones le llegan de todas partes. De manera superficial también logra enmarcar el conflicto entre Sucre y Bolívar sobre si los gobernantes pueden o no romper las leyes. Lo que ponía en conflicto a estos dos actores son los formalismos de la legalidad, que Sucre cumplía, mismos que alentaban cualquier proceso cuando Bolívar necesitaba resoluciones inmediatas que atañían a la guerra.

Este conflicto se enmarca en un debate más grande que vivió, y todavía vive la región. Me refiero al discurso de firme apego a la ley y por otro lado la política subrepticia que logra sacar la vuelta a la ley y llegar a acuerdos a través de los cuales manejan la verdadera política. Por lo tanto la práctica del poder no siempre se ha apegado al derecho y siempre han existido prácticas extraoficiales.
No es por azar que la novela se llame El general en su laberinto, me da la impresión que se refiere al laberinto en el que se encuentra perdido el continente el cual a los ojos del general perdió el rumbo. Inclusive el mismo general se perdió en el laberinto de los recuerdos que lo atormentan y confunden en la víspera de su muerte. Y también se podría hablar de un laberinto de la ideología. Pareciera que el general y la gente pensaban que si lo perdían a él perdían el rumbo.
Finalmente, la idea de un laberinto transmite el sentimiento de soledad y confusión, mismo sentimiento que esta presente a lo largo de la obra de García Márquez, como es el caso de El coronel no tiene quien le escriba, Cien años de soledad y El amor en los tiempos del cólera. Así como el general muere perdido y desencantado pareciera que el continente compartiría la suerte de su libertador y ambos se harán compañía en el laberinto de los tiempos. Por lo tanto, a pesar de que nos presenta un Bolívar, a veces uno no puede evitar sentir que se trata de un Buendía.

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